viernes, 4 de noviembre de 2016

4 DE NOVIEMBRE DE 2016: SIGNIFICADO DE "LUEGO" Y LOS TRES MOSQUETEROS EN LA VENTANA

Ayer al mediodía, cuando volvía del  colegio con mis niñas para comer en casa, me venía diciendo Carla que se le había ocurrido una idea estupenda para un trabajo.
-¡A mí me la puedes contar que no te copio, luego nunca me acuerdo de nada!- le sugirió Laura muerta de risa.
Pues llevo todo el día con esa frase en la cabeza, dándole vueltas a su grandeza, porque en realidad, la mayor parte de las veces, los adultos nos resistimos a olvidar cada agravio, cada ofensa, cada malentendido o cada derrota, ya sea injusta o no.
Gracias a las niñas, me doy cuenta de que su mundo es mucho más fácil que el mío, más acogedor, más encomiable y la razón estriba en ese puro y rápido olvido y en su inocente despreocupación.
Aunque a veces, me gustaría que este mismo olvido no fuese el punto final a la palabreja más utilizada  por ellas mismas, sobre todo en el momento de mayor apogeo de su pre-adolescencia: “LUEGO”
Vamos a ver, aunque el diccionario define este vocablo como “más tarde en el tiempo, inmediatamente después o en un momento no muy lejano”, está claro que nuestros hijos lo desconocen por completo o mas bien, le atribuyen otro significado bien distinto.
Porque para ellos, un “luego” es equivalente a “cuando yo quiera”.
Sí, es lamentable, pero es así.  
Y cada vez que se les apremia, la contestación con esa vocecilla condescendiente que ya todos conocemos, rebosante de fingida paciencia por lo que consideran un recordatorio innecesario y a todas luces excesivo, es siempre la misma: “que sí, que te prometo que lo voy a hacer, pero LUEGO”.
La traducción de esta respuesta tan contundente  como prometedora viene a ser un  “no seas tan pesado porque hacer, lo que se dice hacer, lo voy a hacer, aunque eso sí, cuando me apetezca”.
La vida es así, hay cosillas que vale la pena olvidar y otras, que no deben dejarse para LUEGO.
En cualquier caso, lo que yo no pienso dejar que se me olviden son anécdotas tan graciosas como la de ayer por la tarde. Estaban  Nuri y Carlita sacando unas macetas colocadas por fuera de la ventana del comedor y de repente, se escuchó un ruido. Por supuesto, Laura se asomó para comprobar qué pasaba y con cara de espanto, corrió a la cocina para decirle a mi marido:
-¡Papá, mis hermanas se han cargado la “MOSQUETERA”!
-¿Cómo?- pregunté yo sin venirme a la  mente otra imagen que la de D'Artagnan,Athos, Porthos y Aramis batiéndose a duelo con Rochefort.
Sin embargo, no se trataba de eso, ni mucho menos, sino que se había descolgado la MOSQUITERA, del marco de la ventana.
Pocos segundos más tarde y arrastrando deliberadamente su pie al caminar por los pasillos de casa, me comunicó Laura:
-¡Mamá, no creerás que mañana puedo hacer gimnasia en el cole con el “inflamón” que tengo en este pie”

Ante esta imagen de mi hija, renqueante y ceñuda, no puedo hacer otra cosa que dar gracias por mis niñas, tan llenas de vida y felicidad y cuyas graciosas ocurrencias me obligan, quiera o no, a olvidar, esta vez sí, mis terrenales penas.